sábado, 1 de enero de 2011

1 de Enero: Todo sigue igual...

Me levante temprano como de costumbre…
Los libros, cuadernos, mi celu, mi mp4 mis carnets y mi DNI siguen encima de mi escritorio.
Mi abuela me dice que en breve me hará el desayuno. Mi abuelo ha salido por el periódico matutino como de costumbre. Mi mama y mi hermana, entre gallos y medianoche siguen durmiendo y su cuarto cerrado es un ambiente inmune a los ruidos estridentes.
Todo está igual, salvo un detalle. Es primero de Enero del 2011.
Es un año más, el inicio de la siguiente década, donde grandes cosas buenas y malas ocurren y donde solo las personas cambian de aspecto, crecen en edad, vienen o se van y están en constante actividad o simplemente mandan todo al carajo y deciden eternizarse en una vida casera y sedentaria.
En el último día del año pasado decidí no ir a celebrar. Aun no es el momento de salir a recibir un año más de existencia mundial. Hay expectativa, hay interés, hay emoción, pero para mí es cuestión de sacar el calendario antiguo de San Fernando, de la Avícola “Cristina & Hermanos”, de Wong (si tengo como 3 en distintas partes de la casa) y poner los nuevos con la variante de que cada año el primer día es distinto a los demás. Puede ser lunes o martes o sábado (como hoy) o domingo que es siempre más aburrido. Las calles vacías, la gente regresando de los tonos “Fin de año”, como héroes, como mártires de guerra, creen que han hecho una hazaña, un sacrificio. Los (pocos) carros que veo corren a toda velocidad quizás porque los conductores tienen aun el elixir chelero fluyendo en las venas y la actitud desafiante de pasarse todas las posibles señales y luces rojas que puedan.
Mi tío ha llegado a visitarme con mi primito de 3 años. Juego con él. Cada día aprendo más a querer a los niños pequeños, a tener paciencia, a entender la niñez que es una etapa de crecimiento y aprendizaje continuo. Es el único momento del día donde siento que tengo algo que hacer. Salgo a la calle a ver el Volkswagen Gol de mi tío que lo estaciona en una esquina y lo veo y tal vez me miro a mi mismo pensando que cambiamos, que si algo nos falla tenemos que ir al “taller” para reparar el problema y seguir avanzando por la pista de la vida, enfrentando a los otros autos que avanzando a velocidad cambiante, atraviesan todo con tal de llegar a la meta.
Como decía, mi primo me está ayudando a tener la paciencia que no tenía desde que crecí y me di cuenta que no aguanto esperar que me llamen en el hospital cuando me toca, o en la cola de Mc Donald’s cuando tengo que pagar para llevarme el combo respectivo. Camila también es así, “Entonces somos compatibles porque somos una combinación perfecta de impaciencia”, le decía en el pensamiento una vez que conversamos. ¿ Llegaremos a estar?
A medida que el tiempo pase, el día se consumirá y yo con él. Mañana será 2 y yo percibiré, con la más absoluta normalidad que todo sigue igual y que una semana más empieza y que cuando me vaya al trabajo el lunes 3, el tráfico habrá vuelto a su normalidad.  Así comienzo el 2011, ¿Cómo terminare?

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