Era un día especial. Claro que odio y creo que detestare toda la vida vestirme de frac para un evento, reunión, cumple, ceremonia formal, tono caleta, etc., etc. Pero era la penúltima vez que veía a todos mis patas del colegio, claro ellos también se iban a enternar y el roche iba a ser general, pero bueno había de reírse una vez mas de ellos y por ese motivo la palta de ponerme saco y corbata se me fue de golpe.
La ceremonia programada para las 6 en el auditorio del colegio San Antonio estaba cargada de bastantes emociones, conversaciones, rajes, maleteos, planes a futuro entre otras cosas. Uno a uno mis compañeros fueron llegando y mientras mas éramos formábamos una collera que jodia al que venía después. En ese entonces más flaco y sin los cachetes que me manejo ahora el terno me quedaba holgado, me sobraba tela. El relojazo Armitron azul que brillaba sobre mi mano izquierda, me veía más acharlado, como un pituco más, pero los humos nunca se me subieron ni se subirán por eso. Uno de mis amigos con el que mantengo comunicación aun, Jesús “Misterio” Mendoza, llego con sus viejos y luego nos pusimos a conversar, viendo los planes futuros, hablando de la universidad, de las flacas. “¿Y Samantha?” me preguntaba el. “En su casa fácil. Quería venir pero no iba a poder, de todos modos me va llamar apenas me den el cartón de egresado”, le dije algo aburrido porque quería que ya empiece todo e irme con la gente a cualquier lado a celebrar por la “gradua”. “¿Y tu como vas con Stephany?”, le pregunte devolviéndole la “cortesía”. “Bien, bien, ahí vamos”, respondió con cierta flojera. Samantha y Stephany eran nuestras respectivas flacas. En el idioma colegial nuestros cueritos, hembritas, costillas. Los demás también las tenían, la gran mayoría. Pero quizás la diferencia fue que tanto Jesús como yo recién le entramos a eso recién en 5to año, porque le dábamos mas al estudio, al play, a las reus entre patas y las clases en la academia pre y el Icpna que nos hizo retrasar el plan de “tener flaca” en el último año de la media. Ambos teníamos la buena suerte de tener chicas buenas y chéveres en ese entonces.
La ceremonia fue común, aburrida. Primero unas palabras del director hablando de nosotros jóvenes con un gran futuro por delante. Pateando pelota, latas, cascaras, toneando, webeando, etc., etc. Y del cole que nunca los olvidara y todo eso. Claro no nos olvidara por las palomilladas, las canas verdes, los vidrios rotos, las discusiones con el profe, las bromas, el viaje de promo donde Jesús se la pego con ron y lo cuadro al “dinosaurio” Jayashi, entre muchas otras cosas, pero sobre todo por la plaquita de loseta que le dejamos estampada en una de las paredes del edificio de computo. Parece una lapida pequeñísima pero ahí quedaron grabados los nombres de los 88 valientes de la promo 55 “Unitem per Semper” (en peruano unidos por siempre). Luego pasamos a ver un video donde uno de nosotros se animo a tomar foto de nuestros mejores años en media, las pichangas, la sele de Adecore, uno que otro cumple, la confirma y los últimos días en cuarto y quinto cuando salíamos en ultimo día con la camisa mas pintada de firmas y graffitis que parecían algunos de los muros del Callao que le dan estilo de calle por esos buenos dibujos.
En la entrega de diplomas a los puestos del salón me sorprendió haber sacado el primer lugar, aunque Jesús saco el primero de la promoción porque el condenado lo saco los 4 años consecutivos. Si la hubiera luchado un poco, pero normal, ahora ya no parecemos los “chancones” de antaño. Bohemios, pero siendo los mismos de siempre, esa “magia” de chancar se nos fue y en la universidad nos estamos rajando. Siempre para mejorar.
Finalmente, las respectivas fotos, las felicitaciones de las otras familias y finalmente los rajes entre grupitos de padres sobre todo de los patas que se graduaron con las justas quizás por se rajaron al final, quizás previo “faenón” con los profes, se sentían aliviados por ver que sus “joyitas” acabaron el cole, pero que el recorrer el camino de la vida es más difícil aún.
Todos nos íbamos a ver por última vez en la fiesta de promo, en el Centro de Convenciones del María Angola, cada uno con la pareja respectiva. Samantha quiere ir, es mi flaca y por ende mi pareja oficial y yo también lo quisiera. Aunque por ahora pienso en la celebración post gradua donde con Jesús y algunos patas más nos fuimos a su jato de él, a chupar por los “egresados”.
¡¡Salud!!
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