viernes, 12 de agosto de 2011

Costumbres...


Me acostumbre a levantarme temprano, nunca llego tarde, nunca me demoro, aunque claro he tenido ciertas excepciones esta mitad de año que paso no por mí, sino por las circunstancias. Desde que iba al cole es mi abuela que cada mañana me despertaba con su voz (seria) y me decía “Levántate para que vayas al colegiooo!!!!”, y pese a invisibles protestas de no querer ir, saltaba de mi cama para comenzar la rutina mañanera. Es una virtud que se ha sabido trabajar, y que siempre tendré.

Me acostumbre a practicar deporte desde chibolo. El futbol es mi 2da religión, hasta el día que el bravo me llame creo que nunca dejare de jugar. No soy un crack, no soy un mago de la técnica, del dribling, de las genialidades de los jugadores actuales, pero si soy corazón, soy de querer ganar cualquier pichanga, así me saque la mierda, me raspe, o así estemos por goles abajo no sé como saco fuerzas y en la mayoría de veces se logra remontar un resultado adverso y ganar el match, a veces no, pero me quedo contento de dejar todo así no juegue mucho, así mis patas me digan eres una madre jugando, creo que mas que cualquier “pinturita” o gambeta que uno sepa es el compromiso y la ambición de ganar el combustible ideal para cualquier partido. Además,  tu también eres una energía mas, que me ayuda a querer estar adelante, meter un gol, como sea, sin importar las heridas que me haga, e ir a donde tu estas y dedicártelo. Loco suena, para mí no.

Me acostumbre a  tonear poco, a salir mas a los parques, las plazuelas, a ver el mar, porque es en esos lugares donde encuentro situaciones, veo lo natural y artificial, estatuas con historia, lugares donde escritores y demás conocidos han pasado y describen como el lugar donde el bichito de escribir cosas coherentes se les metió para nunca mas salir de sus mentes. Veo el mar y es el reflejo de mis ganas de crear, de modificar, de entender las cosas de la vida, de reflexionar, esa es mi bohemia, sencilla, tranquila, aunque no lo niego la energía contenida por bailar y divertirme está en mí, y busco de a pocos salir de esta costumbre, más bien de equilibrarla. No me interesan para nada las críticas que me hacen.

Me acostumbre a mi barrio y no quisiera dejarlo, porque es mi origen, mi sangre, es el urbanismo que aplico cuando abro el cuaderno y escribo, es parte de la esencia de estos posts.

Me voy acostumbrando a correr, a hacer ejercicios, a llevar cursos aparte, a conocer nuevos patas y amigas, a escuchar cosas nuevas, a entender sus posturas, a ampliar mi visión contable, y la del mundo en general, no me aburre, no me jode la salud ni me afecta el ánimo. Al contrario, lo hago con bastante curiosidad y ganas.

Me acostumbre a querer mi profesión, a chongear, a que la chacota sea la salida al aburrimiento, a escuchar reggaetón y salsa en la combi, a cambiarle la letra a las canciones cuando invadas mi mente, o cuando esté contento, cuando me acuerde de alguna situación…

Me voy acostumbrando a ti, porque ya se me pego una canción que me hiciste escuchar, porque ahora te escucho atentamente, porque te aprecio bastante, porque cada vez que te llamo me preguntas como estoy y te explayas libremente porque sabes que te daré un consejo, no sé si será bueno o malo pero te digo lo que pienso, y no me juzgas, mas bien me agradeces, y me doy cuenta que así como sientes nostalgia, también te estás acostumbrando a mi… o no?

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